lunes, 29 de diciembre de 2008

Hablemos de absentismo escolar

Introducción:Cuando se habla de absentismo escolar, es obligado determinar el alcance de este problema de la forma más exacta posible.Sin embargo, no siempre se concibe este tema de igual manera, ni siquiera entre los distintos profesionales dedicados a la educación. Ello se debe fundamentalmente a la casuística tan variada que existe detrás del fenómeno del absentismo escolar.El Decreto 167/2.003, de 17 de Junio, por el que se establece la atención educativa a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales asociadas a condiciones sociales desfavorecidas, define en el artículo 39.2 el absentismo escolar como “ la falta de asistencia regular y continuada del alumnado en edad obligatoria a los centros docentes donde se encuentra escolarizado, sin motivo que lo justifique”.Esta norma no recoge el número de faltas a clase, semanales o mensuales, a partir de las cuales puede calificarse de absentista a un alumno o alumna. En la provincia de Cádiz se estableció hace tiempo el número de cinco faltas injustificadas al mes para “catalogar al alumnado absentista”.Un problema añadido en torno al absentismo escolar, es el referido a la justificación de las faltas, ya que lógicamente si están justificadas las ausencias, aunque sean reiteradas y sobrepasen el límite de cinco, el alumno o alumna en cuestión no sería incluido en el listado de los y las absentistas.Por tanto, podríamos cuestionarnos: ¿ qué es una falta justificada y cuál no lo es?. En este punto tan controvertido, se podría afirmar que no existe unanimidad de criterios entre los profesionales de la enseñanza, ya que para algunos profesores-tutores el simple aviso telefónico comunicando el padre o madre que está enfermo su hijo o hija, es motivo más que suficiente para que la falta sea incluida en el listado de las justificadas o bien una nota de los padres tendría en otros casos la misma fiabilidad.Pues bien, hay que dejar aquí constancia de que “estas formas” de justificar las ausencias distan mucho de ser las oficiales o legales, ya que el único motivo por el que un alumno o alumna puede faltar a clase es por enfermedad de él o ella y si es así, los padres tienen la obligación de llevar a su hijo o hija al médico y éste de extender un justificante acreditativo de la enfermedad que padece, así como la duración previsible de la misma. Sólo así estaría justificada una falta de asistencia al centro escolar.Opinión:Entre los recursos humanos, externos a los centros, que podrían ponerse en marcha para tratar el absentismo escolar, sería conveniente contar con voluntarios de ONG que “acompañasen” a determinados alumnos o alumnas diariamente al colegio, recogiendo previamente a los afectados de su domicilio, realizando así una labor de concienciación y de control de los padres de este tipo de alumnado.En los IES ( Institutos de Educación Secundaria), sería interesante que hubiese Trabajadores Sociales y Educadores que trabajasen a nivel individual y/o grupal con los alumnos y alumnas absentistas en el centro para concienciarles de la importancia del aprendizaje académico para su futuro profesional y haciendo un seguimiento continuado de la evolución de cada caso, tanto a nivel personal, pedagógica y familiar.También, se podrían organizar programas y campañas de información y sensibilización social sobre el problema absentista, dirigidas a la generalidad de la población, a través de los medios de comunicación disponibles en la localidad.Por último, hay que resaltar la importancia de la coordinación entre las dos Administraciones con más relevancia en el ámbito educativo: la local (Concejalías de Bienestar Social y de Educación) y la Delegación Provincial de Educación y otras Entidades, sin fin de lucro, que pudieran implicarse en el sistema educativo.Solamente aunando esfuerzos y articulando medidas coordinadas de intervención en el absentismo escolar sería factible alcanzar unos resultados óptimos y visibles a medio plazo que mejorarían los obtenidos hasta el momento.

martes, 8 de julio de 2008

Esta imagen, es para tí, Isabel Contreras Cano (Estudiante de Educación Social) U.V

El Educador Social y la E.P.A

El Educador Social ,y la Educación Permanente de Adultos con discapacitados intelectuales
Juan Puig Blanco.
Por mucho tiempo se ha entendido la discapacidad intelectual como una condición característica a la persona, que limita el desarrollo de sus capacidades cognitivas, sociales, comunicativas, adaptativas, etc. Hoy se sabe que la discapacidad intelectual es una condición con características genéticas y otras particulares, dependiendo de cada individuo
Hoy en día la discapacidad intelectual se entiende desde un enfoque multidimensional que reconoce su origen y sus manifestaciones están dadas por múltiples factores, que son el resultado de la interacción entre la persona con discapacidad intelectual limitada y su medio.
Hoy podemos decir que, gracias a una mejor atención social y sanitaria, las personas con discapacidad intelectual también envejecen, al igual que el resto de la población
Las personas con discapacidad intelectual acuden a la Asociación, según su bagaje educacional, de formación y laboral enmarcado dentro de la vida familiar y social, pueden responder a uno de los siguientes grupos:
Personas procedentes de instituciones residenciales donde, en algunos casos, la estimulación no se ha trabajado con la misma intensidad ni desde la misma metodología que en servicios para personas con DI, caracterizándose dicha atención por ser menos tendente a la participación y al desarrollo de actividades preventivas y habilitadoras, basándose más en una atención asistencial.
Personas procedentes de otros centros y servicios de atención a la discapacidad, bien de la asociación, bien de otras entidades, que han recibido estimulación continua, entrenamiento y un mantenimiento de habilidades y desarrollo de capacidades; también han realizado tareas



ocupacionales y laborales, adquiriendo destrezas en la vida personal, en la comunidad y en la vida laboral, lo que implica, por regla general, envejecer mejor y de forma más activa y saludable.
Personas procedentes de sus hogares familiares que no han acudido nunca a ningún centro ni servicio, para las que todo resulta novedoso y estas situaciones diferentes y nuevas pueden ser, o fuente de satisfacción, o motivo de frustración e inseguridad. Mantienen, en algunas circunstancias, comportamientos desajustados a su edad y presentan habilidades que no se corresponden con sus capacidades, siendo capaces de aumentar, a través de la intervención estimulativa, su autonomía, su seguridad y adquirir nuevas destrezas, teniendo siempre en cuenta el envejecimiento que están viviendo y los déficits o deterioros que les pueden acompañar.
Las personas que acuden a la asociación tienen que enfrentarse a una doble dependencia, la que acompaña a su discapacidad y el rechazo muchas veces de la sociedad.Así pues, supone la atención integral y continua, porque pretende una atención social y “espiritual”, tanto en la familia como en la comunidad, una atención personal, que se ocupe de la salud mental y física y una atención emocional a través de los cuidados afectivos.Este modelo apuesta por una integración lo más saludable, ya que la persona discapacitada intelectual posee capacidad de aprendizaje y de relación afectiva socialNos parece importante incidir en los contenidos de salud (nutrición, higiene, sexualidad, tratamientos farmacológicos) desde la prevención hasta los cuidados paliativos, en el mantenimiento, la recuperación y la rehabilitación (fisioterapia, logopedia y psicomotricidad), sin olvidar las terapias ocupacionales desde las que trabajar las habilidades adaptativas (destrezas en la vida personal, en la vida en el hogar y en comunidad). Todas estas intervenciones nos acercan a la calidad donde los cuidados afectivos nos garantizan la calidez en el proceso de atención.


La atención, por tanto, va encaminada a mejorar y mantener la calidad de vida, aminorar y paliar las dependencias parciales y totales, aliviar y minimizar el dolor y el sufrimiento cuando estos existan.En este modelo, la intervención del educador social responde a un proceso de atención centrado en la persona, en el desarrollo de su proyecto de vida, en ser el protagonista de su historia personal, familiar social y en vivir su discapacidad con plenitud y que sea realmente, de acuerdo a sus intereses, significados personales, y deseos; para ello es necesario trabajar desde los conceptos de autogestión, autodeterminación y autonomía personal, apoyando el desarrollo y el mantenimiento de las capacidades de cada una de las personas, y frenando la pérdida de éstas con una

intervención desde la animación estimulativa que dé continuidad a los procesos de habilitación y rehabilitación en contextos normalizados.El papel del educador social será relevante y significativo, siempre que esté enmarcado en el trabajo interdisciplinar, asegurando la calidad en la atención de las personas mayores.Las siguientes líneas de actuación son las que orientan, encaminan y dirigen la labor del educador social:
Diseño de los programas para la estimulación y el mantenimiento de capacidades y para el desarrollo de destrezas en la vida personal, en la vida en el hogar y en la vida en Comunidad.
Diseño de los apoyos individuales en la consecución del proyecto de vida.






Acompañamiento y relación de ayuda a la persona atendida y a su familia
Intervención y atención en las habilidades básicas de la vida diaria, en las habilidades instrumentales y en la movilidad con el fin de mejorar la autonomía, las relaciones sociales y la afectividad.
Desarrollo de los programas preventivos y habilitadores.
El ámbito de la discapacidad es para el educador social un campo donde desarrollar plenamente su perfil profesional, que abarca una intervención en todas las dimensiones de la persona (psicológica, física, social y afectiva) desde la animación, la estimulación, la prevención, la relación de ayuda y la habilitación.

sábado, 21 de junio de 2008

Reflexión

Juan Puig Blanco

La escuela del siglo XXI como reflejo de la propia sociedad en la que está inscrita, se enfrenta a una serie de desafíos en un paisaje social en profunda mutación. Una escuela que se proyecta a través de la educación como sistema de aprendizaje que defiende y promueve unos valores universales como la igualdad de oportunidades, la enseñanza como forma para el desarrollo físico, mental, moral, espiritual y social de los alumnos. Todo ello siempre en un marco de libertad y dignidad de la persona y siguiendo los preceptos emanados de nuestra propia constitución, de nuestra carta magna.

Por supuesto que en este horizonte dinámico y en ebullición no faltan las tensiones y dificultades. El profesorado es consciente de los problemas y dificultades que conlleva su profesión de enseñante y que a veces se proyecta en un grado de desmotivación en muchos de ellos.

Frente a su propia autoestima personal, amor y pasión por su profesión, se añade por el contrario, un grado de insatisfacción y una sensación de estar poco reconocido y valorado.

Un profesorado que por otro lado es consciente que los programas curriculares a veces se encuentran poco adaptados a la realidad y que lucha por la calidad de sus contenidos. La formación continuada y el reciclaje pedagógico es una necesidad si no se quiere perder el tren de su tiempo, como por ejemplo, el uso de todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
A fin de cuentas ofrecer una enseñanza de calidad en consonancia con las demandas que exige nuestro presente histórico dentro de la gran comunidad europea.

Promover la formación integral de los alumnos, inculcar valores como la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la fraternidad, la no discriminación o la defensa del medio ambiente, son entre otros, las señas de identidad que conforman la escuela actual. Una escuela de valores que debe tener en la familia su principal agente educador, aunque la práctica diaria, nos demuestre lo contrario, y el profesorado padezca esta dejación de funciones por parte del nucleo familiar.

Todo ello dentro de un programa educativo que busca la “personalización”. Cada alumno requiere una atención personalizada, que respete su propia identidad, realizando un ejercicio educativo que cubra todas las dimensiones de la persona: intelectual, física, espiritual y social. El alumno- con toda su problemática- debe sentirse motivado y orientado en las diferentes etapas de su proceso evolutivo y de madurez.

Juan Puig Blanco

martes, 29 de abril de 2008

Bullying, ¿qué es?se trata sobre el poder


BULLYING. NOS RODEA EN EL DÍA A DÍA Se trata sobre el poder. El poder puede ser intoxicante, estimulante y adictivo. Pero el poder, cuando abusado, se convierte en intimidación – bullying - y bullying lastima a las personas, deja cicatrices duraderas y puede destruir vidas. ¿Qué es? Bullying es cualquier acto dañino, intencional y repetido –incluyendo dolor físico, apodos ofensivos, insultos, exclusión, bromas pesadas y humillación publica. LA INTIMIDACIÓN ("BULLYING") El intimidar, forzar a otra persona a hacer algo, es una experiencia común para muchos niños y adolescentes. Encuestas indican que hasta una mitad de los niños de edad escolar son intimidados en algún momento durante sus años escolares y por lo menos un 10% son intimidados con regularidad. El comportamiento de intimidar a otros puede ser físico o verbal. Los varones tienden a usar la intimidación física o las amenazas, sin importarles el género de sus víctimas. La intimidación de las niñas es con mayor frecuencia verbal, usualmente siendo otra niña el objetivo. Recientemente el intimidar ha sido reportado en las salas de conversación ("Chat rooms") de las computadoras y mediante la correspondencia electrónica ("e-mail"). Los niños que son intimidados experimentan un sufrimiento real que puede interferir con su desarrollo social y emocional, al igual que con su rendimiento escolar. Algunas víctimas de intimidación hasta han intentado suicidarse antes de tener que continuar tolerando tal persecución y castigo. Los niños y adolescentes que intimidan, se engrandecen y cobran fuerzas ("thrive") al controlar o dominar a otros. Ellos muchas veces han sido las víctimas de abuso físico o de intimidación. Los intimidadores ("bullies") pueden también estar deprimidos, llenos de ira y afectados por eventos que suceden en la escuela o en el hogar. Los niños que son el blanco de los intimidadores también tienden a caer bajo un perfil particular. Los intimidadores a menudo escogen niños que son pasivos, que se intimidan con facilidad o que tienen pocos amigos. Las víctimas también pueden ser más pequeños o menores a quienes se les hace muy difícil defenderse a sí mismos. DEFINICIÓN Y CONSEJOS ¿Qué es el “bullying”? Resulta complejo definir el fenómeno “bullying”, y más aún traducir literalmente este vocablo inglés al castellano. Implica a veces el golpear o dar patadas a otros compañeros de clase, hacer burlas, remedar, etc. Pero estas situaciones resultan bastantes comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser muy dañinas para quienes las sufren, generalmente en silencio y en soledad. La palabra “bullying” se utiliza para describir estos diversos tipos de comportamientos no deseados por niños y adolescentes, que abarcan desde esas bromas pesadas, el ignorar o dejar deliberadamente de hacer caso a alguien, los ataques personales, e incluso los abusos serios. A veces es un individuo quien hace el “bullying”, o un grupo (pandilla). Lo más importante no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce entre sus víctimas. Nadie debe subestimar el miedo que puede llegar a sentir un niño, niña o adolescente intimidado. Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otros compañeros. Por acciones negativas entendemos tanto las cometidas verbalmente o mediante contacto físico, como las psicológicas de exclusión. No hay que confundir estas situaciones con los típicos altibajos que se producen en las relaciones entre los alumnos, especialmente a lo largo de la etapa de la adolescencia y pre-adolescencia. Los conflictos y las malas relaciones entre iguales, los problemas de comportamiento o de indisciplina son fenómenos perturbadores pero no son verdaderos problemas de violencia, aunque pueden degenerar en ellos, si no se resuelven de una forma adecuada. Para prevenir y atajar posibles brotes, es muy conveniente centrar el tema y aclarar entre todos de qué estamos hablando y dejar de pensar "que todo esto es normal entre escolares", ni "que se trata sólo de bromas de criaturas". Ejemplos concretos: • Cuando un chico o una chica se mete con otro compañero, insultándole, poniéndole apodos, burlándose de él/ella, amenazándole, tirándole sus cosas, pegándole o diciendo a los otros que no se junten con él o con ella. • Cuando en el patio de recreo, en los pasillos, en los baños y en la propia aula sucede, a veces, que compañeros se meten con otros, se burlan de su aspecto, se ríen de ellos, y luego dicen que ha sido jugando o que el otro es un marica, pero la verdad es que eso molesta. • Cuando algunos chicos y chicas les dicen a los demás que no le hablen a otra chica o chico, para que no tenga amigos ni amigas, o le acusan de algo siendo mentira. • Cuando un chico o una chica abusa de su fuerza o se pone prepotente, haciéndose el payaso, porque otros chicos y chicas ríen cuando se hacen los graciosos, chulean, pegan o amenazan a otro compañero que no es tan fuerte, o que le da vergüenza enfrentarse con él o con ella y siempre se calla y aguanta. • Cuando un grupo de chicos o chicas levanta rumores falsos sobre un chico o una chica, simplemente porque no quiere salir con ellos o no están dispuestos a hacer lo que ellos quieren ni aguantar sus cosas y empieza a perder sus amigos/as y a tener cierta fama. ¿QUIÉNES SON RESPONSABLES? Los profesores y los padres tienen una responsabilidad especial en el cuidado de niños y adolescentes, y eso incluye ayudar a quien esta siendo víctima de estas conductas no deseadas en la escuela. Pero los adultos no pueden hacerse cargo de estas tareas, sin la ayuda de los propios niños y adolescentes. Cuando alguien está siendo víctima del fenómeno “bullying” en un centro educativo, el resto de compañeros que no están implicados directamente, si saben sobre lo que está sucediendo en el aula, en el recreo o en la calle. Aunque ellos no estén envueltos, podrían ayudar a quienes sufren estas conductas no deseadas. Podrían animarles a hablar directamente con un adulto, o bien podrían ofrecerle hablar con un adulto en su favor. Así, puede ser que los compañeros agresores dejen de actuar contra otros, pues no les gustará saber que hay adultos que saben que están haciendo y que no pararán hasta verlos actuar de este modo. Todos los miembros de una comunidad educativa (alumnado, padres madres, profesorado,...) tienen una responsabilidad importante en la ayudar a quiénes están siendo víctimas y hablar de quienes tienen estos comportamientos violentos. Si usted sospecha que su hijo o alumno está intimidando a otros, es importante que busque ayuda para él o ella tan pronto como le sea posible Sin una intervención, la intimidación puede llevar a serias dificultades académicas, sociales, emocionales y legales. Si es su hijo, hable con el pediatra, maestro, principal, consejero escolar o médico de familia de su niño. Si es su alumno, hable con el departamento psicológico de la escuela. Si la intimidación continúa, una evaluación comprensiva por un psiquiatra de niños y adolescentes u otro profesional de la salud mental debe de ser planificada. La evaluación puede ayudarlos a usted y a su niño a entender cuál es la causa de la intimidación y a desarrollar un plan para ponerle fin al comportamiento destructivo. Si usted sospecha que su niño, su alumno ha sido víctima de intimidación, pídale a él o a ella que le diga lo que está pasando. Usted puede ayudar proveyéndole muchas oportunidades para que hable con usted de manera abierta y sincera. También es importante que se responda de manera positiva y con aceptación. Hágale saber a su hijo, su alumno que no es su culpa y que él o ella hizo lo correcto al decírselo a usted. MENSAJES PARA HACER ENTENDER A PERSONAS VÍCTIMAS DE TALES CONDUCTAS “No tienes la culpa de ser intimidado por otros compañeros de clase” “No tienes que hacer frente a esta situación, sólo” CONSEJOS SOBRE ACCIONES A TOMAR Pregúntele a su niño lo que él o ella cree que se debe de hacer. ¿Qué él o ella ha tratado ya? ¿Qué le funcionó y qué no le funcionó? Busque ayuda de la maestra del niño o del psicólogo de la escuela. La mayor parte de la intimidación ocurre en las áreas de juego, en las cafeterías, los baños, los autobuses escolares o en los pasillos donde no hay supervisión. No estimule a su niño para que se defienda peleando. En vez de ello, sugiera que él o ella trate de alejarse para evitar al intimidador, o que busque la ayuda del maestro, entrenador, entrenadora u otro adulto. Ayude a su niño a practicar a hacer valer sus derechos. El simple acto de insistir que el intimidador, la intimidadora le deje solo puede tener un efecto sorpresivo. Explíquele a su niño que la meta del intimidador o intimidadora es lograr una respuesta. Ayude a su hijo, su alumno a practicar qué decirle al intimidador, intimidadora de manera que esté preparado para la próxima vez. Estimule a su hijo, su alumno para que esté con sus amigos cuando viaja hacia la escuela y de regreso, durante los viajes para hacer compras, o en otras salidas. Los intimidadores tienden a no molestar a niños que están en un grupo. Si desea ayudar a evitar este fenómeno en la comunidad educativa de sus hijos e hijas, trabaje con el profesorado y otros padres / madres para lograr un colegio / instituto más seguro para todos. La ayuda y la comprensión en el hogar, en la familia, son fundamental para cualquiera que quiera hacer frente a este fenómeno. Haga todo lo que puede por ayudar a que estos niños, y jóvenes puedan auto-valorarse. Los niños y adolescentes que son testigos o conocen de casos de'”bullying”, puede estar inseguros de que hacer y si deben decir algo a alguien responsable. Asegúrese de que hablen con sus padres o profesores sobre estos hechos que están ocurriendo entre sus compañeros. CONSEJOS PARA HERMANOS Y AMISTADES Los hermanos y amigos saben a menudo que alguien está siendo intimidado por sus compañeros de clase, mucho antes que lo sepan los propios profesores y padres de unos y otros. ¿QUÉ DEBERÍA HACERSE? Algunas veces, la persona que está siendo intimidada de alguna manera por sus compañeros, le piden a sus hermanos o amistades que no digan, ni hagan nada. En ocasiones, no hacen nada para que los agresores (“bullies”) no hagan lo mismo con ellos. Pero no hacer nada significa generalmente que estos chicos o chicas que abusan de sus compañeros continuarán haciéndolo, o que estos lo hagan en secreto, e incluso elijan a otras víctimas cercanas a las víctimas (hermanos, otros amigos y amigas,....) Parte de la diversión que estos chicos y chicas consiguen con estos comportamientos, es la reacción de miedo y respeto de otras personas presentes, hacia éstos/as como agresores. Si no haces algo, los agresores pueden pensar que apruebas lo que están haciendo. ALGUNAS COSAS QUE SI PUEDEN HACERSE Si cualesquiera de ellos no actúan, no abandone. Intente siempre algo más. Persuada a la persona que es víctima de estas conductas que hable con algún adulto responsable de su educación y protección. Puede ser un profesor/a o padre / madre. Anime a estas personas a que cuenten lo que está sucediéndole. Ofrézcale hablar a un adulto sobre las conductas de estos compañeros/as que abusan. Deje que los agresores sepan que no están asustados de ellos, que usted no hará nada y que está dispuesto a intervenir hasta que paren. Plantee este asunto en el Consejo de escolar del colegio / instituto, como si se tratara de un debate sobre otras materias académicas (inglés, ciencias sociales, matemáticas, educación física, etc.). Implique a tanta gente como sea posible. En particular, intente asegurarse que el profesorado conozca lo que está sucediendo, pero sobretodo, háblelo con otros miembros de la comunidad educativa. COSAS QUE NO DEBEN HACERSE No use la violencia contra los agresores. Puedes ser acusado de malos tratos a hacia los mismos, que suelen ser menores de edad. No le diga al niño/a o joven víctima que se ocupe de solucionar sus propios problemas. Si ellos pudieran, no le habrían pedido ayuda. No intente ocuparse de este problema por su cuenta Si su niño se torna retraído, deprimido o si se resiste a asistir a la escuela, o si usted se da cuenta de un deterioro en el comportamiento escolar, puede necesitarse una consulta o intervención adicional. Un, una siquiatra de niños y adolescentes u otro profesional de la salud mental puede ayudar al, la niño, a la familia y a la escuela a desarrollar una estrategia para tratar con la intimidación. Busque a tiempo la ayuda profesional para así evitar el riesgo de consecuencias emocionales duraderas para su niño. TESTIMONIOS Una víctima Cuando estaba en la escuela, me cogieron manía y no pararon durante dos años. Nadie hablaba conmigo. No hice nada por culparles, y todavía no sé la razón por que siempre me intimidaban. No era más rica o más pobre, ni era de una raza diferente. Solía llorar cuando me acostaba cada noche. Era desgraciada. Cuando mis padres lo supieron, hablaron con el director, pero él no estaba interesado y les dijo que no podría hacer nada. Mis padres conocían a los padres de las chicas que me amenazaban. Una incluso vivió en la misma calle y habíamos sido amigas desde los dos años. Como una oveja, ella descargó porque nadie más hablaba conmigo. Todo esto sucedió a los 6 años y perdí casi toda mi auto confianza y empecé odiarme. Odiaba pensar que esto pudiera ocurrirle a cualquier otra chica. Tengo un miedo si una chica no me habla, ellos empezaron todo y nunca pararán. No quisiera que continuara durante el resto de mi estancia en el colegio. No podría hacer frente. (Chica, 14 años) Un agresor (“bully”) Nunca he intimidado a nadie. Si lo haría, si alguien me molestara y se riera de mí, entonces me defendería. Yo no soy un valentón, aunque puede tener dudas más adelante. No creo que haya alguien en el colegio que abuse de otros compañeros de ésta u otra forma." (Chico, 16) Un padre Mi hija ha sido intimidada por otras compañeras, desde que estaba en el colegio. Diariamente le llamaban con nombres como 'perra' y 'basura'. Hemos intentado todo, pero nadie escucha. Ella intentó suicidarse. Lo único que ella desea es ser una chica feliz en la escuela con sus amistades. No quisiera que ningún padre sufriera lo que hemos sufrido. Nosotros continuaremos luchando." BULLY QUIZ Seleccionar la respuesta que considere correcta. 1. Señales que el niño, la niña esta siendo intimidado Perdida de útiles Ropa rasgada y moretones No quiere ir a la escuela Insomnio Miedo a salir de la casa Perdida repentina de amigos Imposibilidad de concentrarse 2. La intimidación – bullying – es: Parte de crecer Algo que el niño, la niña necesita aprender a manejar Muy doloroso 3. Una persona puede ser intimidada porque Luce diferente Tiene diferentes creencias No es asertivo y parece no poder defenderse 4. Los intimidadores – bullies – son: Personas débiles que necesitan dominar Personas que quieren atención Personas que no ven mal en lo que hacen y no les importa como se siente la persona intimidada 5. Si un niño, una niña esta siendo intimidada usted debe: Decirle que le ignore al bully y este lo dejara en paz Enfrentar al bully y decirle que pare Trabajar con el colegio para detener el problema.






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viernes, 25 de abril de 2008

Cuando un adolescente no quiere estudiar










Cuando un adolescente no quiere estudiar, muchas veces se atribuyen las dificultades a la escuela, a los programas perimidos, a los contenidos desactualizados, a los profesores con falta de capacitación, etc. Si bien algo de esto es cierto, no lo es todo.
Se muestra apático.
El entorno que rodea al joven y su ámbito familiar es de una importancia fundamental e influye directamente. A veces se lo subestima “¡pero mirá las notas que sacaste, sos un inútil!”, “¡sos un vago, nunca estudiás!”,“¡hay que ser burro para no aprobar esa materia!", sin detenerse a pensar cuáles pueden ser las causas por tanto desinterés en el estudio o en la escuela.El bajo rendimiento escolar no siempre es responsabilidad exclusiva del joven, a veces está expuesto a conflictos del medio familiar, problemas con los hermanos, con los padres, falta de comunicación, la separación o el malestar entre los padres, las crisis económicas y/o laborales, enfermedades graves etc. Son situaciones que lo afectan, lo tensionan, y sufre en soledad la inestabilidad emocional que perturba su rendimiento, su carencia de disposición para el estudio u otras actividades, su falta de concentración y dedicación. Se encuentra en un atolladero y las conductas erráticas suelen ser actuaciones de su padecimiento. El adolescente es frágil aunque aparente ser lo contrario.Un adolescente que va a la escuela y encuentra allí un grupo de pertenencia, compañeros, grupo de amigos, docentes de quienes siente que tiene cosas para aprender, que le transmiten valores y conocimientos, encuentra allí espacios de identificación, donde poder hacer lazo. Ir a la escuela es una motivación cotidiana a pesar de sus quejas.Cuando tiene dificultad para relacionarse con pares, por su inhabilidad para socializar, porque es vulnerable a los comentarios y se siente rechazado, la escuela representa un lugar hostil y amenazante.La adolescencia es la edad de todos los posibles. También es la edad de todos los desafíos, de los impulsos, de asumir riesgos, de conductas desajustadas. Los accidentes, la violencia, las reacciones desmedidas, el consumo excesivo de alcohol o de drogas son los signos de la fragilidad de esta edad.El estudio no representa un objeto valioso a alcanzar; los estudios universitarios que eran promesa de un buen trabajo para las generaciones anteriores, perdió el brillo para los jóvenes de hoy.La extensión de los estudios y el difícil acceso a un primer empleo y la precariedad de éste hacen poco deseable la entrada a la vida adulta y la retrasan en una adolescencia prolongada.