La segunda oportunidad

La Segunda Oportunidad
Más de 20.000 alumnos hacen el Curso de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años


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Por Pedro Simón
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Un cuadro típico en casa de los Plaza. Son las tres de la mañana y la pequeña de la familia, una alumna de 16 años, recalienta un poco de café para mantener despierta su mente y la de su compañero de estudios. Mañana tienen examen y hay que seguir hincando los codos. El citado compañero aparece en la escena con cara somnolienta y abrigado con una confortable bata. Se trata de un hombre de 54 años: Gumersindo.

-"¿Qué hay papá, hacemos un descansito?" -inquiere ella.

-"Venga" -responde Gumersindo.

Y juntos, padre e hija, apartan por un momento los apuntes y los libros y charlan bajito para no despertar al resto de la "tribu".

A Gumersindo, la oportunidad de engancharse al carro de unos estudios superiores se la dio la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). El, como otros muchos, tuvo que pasar por el Curso de Acceso Directo para mayores de 25 años. Algo así como un COU sin selectividad, en el que basta con aprobar para iniciar la carrera deseada y aumentar la propia formación. La segunda oportunidad está ahí: aprovecharla puede abrir alguna que otra puerta laboral o ayudar a subir de planta dentro de la propia empresa.

Las canas son un grado y reclaman un lugar en el campus. En esta película no hay que ser joven para ser protagonista. El Curso de Acceso Directo (CAD) para mayores de 25 años tiene carácter anual y comienza con la temporada académica. Dura lo mismo que un curso normal, desde octubre a junio, y sólo existen dos condiciones para acceder a él: no tener una titulación exigible por la normativa vigente para el ingreso en la Universidad y haber cumplido los 25 años antes de acabar el CAD.

Cada uno de ellos ha tenido que indicar previamente la titulación a la que aspira al acabar. Dependiendo de la que haya elegido, las asignaturas son unas u otras. Al final (rozando junio, como siempre), los que aprueben podrán iniciar la carrera de sus sueños. Basta con acertar 25 de las 50 preguntas que se plantean. Antes, los alumnos pueden comenzar a "quitarse materia", como dicen. Para eso están los exámenes de febrero. No existen estadísticas al respecto, pero muchos de los alumnos que han accedido a la UNED gracias al CAD han conseguido encontrar trabajo o han mejorado su condición laboral y, por ende, su nivel retributivo.

Julián Alonso es el director de esta modalidad de ingreso a distancia en la enseñanza superior. Dice: "El simple hecho de realizar el CAD está equiparado, en la práctica, a un Bachillerato con COU y Selectividad. Se acepta como válido para acceder a oposiciones a la función pública o para poder ascender dentro de los Cuerpos de Seguridad del Estado".

El nivel no es bajo y muchos de los que se apuntan deciden abandonar. La dura realidad es que hay que estudiar. Aproximadamente se presenta un 60% de los matriculados. De los que se presentan, supera la prueba alrededor del 70%. Manuel Ayala pertenece a la primera promoción de licenciados en Derecho de la UNED, aquella que empezó la carrera en 1973. De los 1.521 emprendedores no tan jóvenes que comenzaron, tan sólo acabaron 86. Una criba digna de los más exigentes anuarios universitarios. Corría 1977 y nadie le podría decir entonces a este profesor de 60 años que acabaría dando el CAD en la propia UNED.

Perfil del alumno.

Según su experiencia, el alumno que accede por esta vía para mayores de 25 años tiene sus propias características. El perfil del aspirante a un título universitario, según lo traza Manuel Ayala, es el que sigue: "Están llenos de entusiasmo y de voluntad, nadie les obliga a estudiar, sólo ellos... Claro que es una segunda oportunidad, lo sé por mí mismo. Muchos de los alumnos que han pasado por el CAD tienen ahora mejor trabajo o, sencillamente, lo han conseguido, ya que antes no lo tenían".

Y añade Manuel Ayala: "Se dice que en las oposiciones están destacando muchos alumnos de la UNED. Esto es normal. Están acostumbrados a ese sistema donde el temario se lo tienen que ventilar ellos y donde entra todo, sin marginar ningún tema".

Aunque la mayoría de los alumnos reconoce que inicia el CAD con la intención de satisfacer una necesidad cultural, lo cierto es que muchos tienen depositada parte de su esperanza laboral en la formación académica que tendrían si consiguiesen concluir los estudios superiores elegidos.

Este es el caso de Sonia Sánchez, una madrileña de 27 años que trabaja de administrativo y que está estudiando el CAD con la intención de realizar, al año próximo, los estudios de Administración y Dirección de Empresas.

Sonia Sánchez hace el siguiente comentario: "Está claro que la idea es mejorar mis estudios. Posiblemente me echen del trabajo en el que estoy cuando se acabe mi contrato. Mi ilusión sería la de poder seguir trabajando en cosas de números, como ahora, quíen sabe si termino la carrera y acabo siendo directora de una empresa...".

Soñar cuesta poco y la Universidad Nacional de Educación a Distancia es una fábrica de sueños. Parados, trabajadoras, amas de casa, presos y demás personas que perdieron el tren de los estudios debido a múltiples motivos, se benefician cada año del CAD. Nunca es tarde para estudiar una carrera universitaria si se tienen ilusión y ganas. El problema es el dinero. Desde la institución se quejan del agravio comparativo que existe entre las ayudas que recibe la UNED y las que se dan a las universidades de estudios presenciales. En el caso de estas últimas, el Ministerio de Educación entrega unas 250.000 pesetas por cada alumno matriculado.

En el caso de la Universidad a Distancia, la cantidad que se recibe es de unas 30.000 pesetas. Así, la financiación ministerial alcanza el 70% del presupuesto de las universidades comunes y tan sólo un 30% en la UNED. La labor social que, desde hace un cuarto de siglo, ha desarrollado la Universidad a Distancia puede peligrar.

Así lo advierte su director Julián Alonso: "El CAD cumple una labor esencial. Está pensado para la gente que no tiene empleo, para los que están trabajando y quieren mejorar, para los presos, para todos los que no tuvieron suerte y, en su momento, no pudieron sacar adelante unos estudios universitarios...".

En el océano del mercado laboral, la Universidad Nacional de Educación a Distancia es una especie de tabla cultural a la que se aferran los que hace tiempo naufragaron en las aulas. Una legión de futuribles ingenieros, informáticos, filólogos o psicólogos pide una oportunidad. La segunda oportunidad para los que ya no son tan jóvenes pero no han perdido la ilusión por aprender.



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Carreras para los Mayores

Derecho
Geografía e Historia
Filología
Económicas
Administración y Dirección de Empresas
Físicas
Matemáticas
Químicas
Ingeniería Industrial
Políticas
Sociología
Psicología
Educación
Filosofía
Informática de Sistemas
Informática de Gestión


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Una Familia "a Distancia"

Sonia Sanchez.- La familia Sánchez es un clan a distancia. Tanto Sonia como sus dos hermanos saben lo que es estudiar en la UNED. Y, además, tocando todos los palos: uno inició Políticas y terminó dejándolo, otra acabó Árabe, y Sonia, la pequeña, está realizando el curso de Acceso Directo para mayores de 25 años. Su intención: hacer Administración y Dirección de Empresas. A sus 27 años, esta joven que trabaja como administrativo, cree que la pasión por los números le viene del padre, que siempre se ha dedicado a la contabilidad.

"Yo era una buena estudiante, pero lo tuve que dejar por determinadas circunstancias. Ahora lo he cogido con ganas y la verdad es que sería una gozada poder conseguir un trabajo mejor al acabar la carretera que tengo pensado hacer", comenta.

Asegura que, a veces, es "muy complicado" compaginar el empleo con los estudios. Entra a las ocho de la mañana y sale a las tres de la tarde. Diariamente le dedica unas tres horas a la carrera.

"Es importante que se apoye una labor social como la que hace la UNED. Esto es una llave para aprender y, por lo tanto, para encontrar un empleo. ¿Quién sabe si podré dirigir una empresa cuando acabe de estudiar?", dice poco convencida.

Con las vistas puestas en el 29 y 30 de mayo próximos, fechas en las que se examinará del CAD, la familia ha decidido darla de baja en las tareas domésticas para que pueda estudiar. Todo sea por una inversión de futuro.

El Cartero y Pablo Neruda

Gumersindo Plaza.- La suya es la historia del cartero y Pablo Neruda. A los 48 años le cambió la vida. Esa fue a la edad en que, debido a una enfermedad, este funcionario de Correos tuvo que jubilarse, se separó de su mujer y le costó revisar las asignaturas de su existencia. ¿Alguna que recuperar? Sí: "estudiar". Y la Universidad Nacional de Educación a Distancia estaba allí para darle la posibilidad de conocer a Pablo Neruda. Gumersindo Plaza, que abandonó la escuela del pueblo cuando contaba tan sólo con 11 años, decidió iniciar Filología Hispánica. Ahora, a los 54, es estudiante de quinto curso y espera obtener su titulación en 1998.

"Hice el Curso de Acceso Directo y aprobé. Siempre he sido muy autodidacta y elegí una carrera que me produjese placer, por eso me decanté por Filología, porque me encanta leer", asegura. Su caso no es el de alguien que estudie para mejorar su situación laboral, aunque reconoce que ese espíritu impera en mucha de la gente que comienza. En la actualidad está preparando los exámenes de febrero. Se pasa unas 10 horas diarias frente a los libros y, en estas fechas, no es raro verle compartir las madrugadas con la pequeña de la casa, una alumna de Secundaria de 16 años de edad. ¿Una segunda oportunidad? "Todo esto me ha dado la posibilidad de conocer a muchísima gente que tiene las mismas inquietudes que yo, pese a estar trabajando y tener un familia; siempre hay tiempo para aumentar la propia formación".



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Si estas cursando estudios en la UNED ¿cual es tú experiencia y porque recurriste a esta modalidad de estudio?